ENCEFALOPATÍAS ESPONGIFORMES TRANSMISIBLES EN ANIMALES

 

Autores: Alejandro Brun, Joaquín Castilla y Juan María Torres

 

Las encefalopatías espongiformes transmisibles (TSE) pertenecen a un grupo de enfermedades neurodegenerativas en animales y en el hombre que pueden transmitirse experimentalmente. La etiología de las TSE naturales en animales es, en la mayoría de los casos, desconocida. Su transmisión puede ser horizontal o vertical y en algunos casos existen factores genéticos implicados. La tabla 1 muestra las encefalopatías espongiformes de este tipo que se conocen en la actualidad y que afectan a los animales.

 

Tabla 1. Encefalopatías espongiformes transmisibles de animales


Nombre de la enfermedad

Huésped natural

Prion Abreviatura de la PrP patogénica Abreviatura alternativa de la PrP
         
  • scrapie
Oveja y cabra Scrapie ShePrPSc ShePrPSc
  • encefalopatía transmisible del visón
Visón Prion TME MkPrPSc MkPrPTME
  • enfermedad del desgaste crónico (CWD)
Ciervo mula y alce Prion CWD MDePRPSc MDePRPCWD
  • encefalopatía espongiforme bovina (BSE)
Vaca Prion BSE BovPrPSc BovPrPBSc
  • encefalopatía espongiforme felina (FSE)
Gato Prion FSE FePrPSc FePrPFSE
  • encefalopatía de ungulados exóticos (EUE)
Antílope (nyala y kudu mayor) Prion EUE NyaPrPSc NyaPrPEUE

 

Encefalopatía espongiforme de ovejas y cabras (scrapie)

 

Historia

El scrapie es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central que afecta a las ovejas y a las cabras. La enfermedad se conoce en Gran Bretaña y en otros países de Europa occidental desde hace unos 250 años y posteriormente ha sido descrita prácticamente en todo el mundo. Únicamente Australia y Nueva Zelanda parecen encontrarse en la actualidad libres de esta enfermedad. En 1936 la patología se pudo reproducir experimentalmente en Francia (Cuillé y Chelle, 1939) mediante la inyección intraocular, en ovejas sanas, de médula espinal procedente de una oveja enferma. De esta forma se pudo constatar el largo tiempo de incubación necesario para la aparición de los síntomas (entre 14 y 22 meses). En 1939, en Inglaterra, se confirmó la transmisibilidad del agente causante del scrapie (Gordon, 1966) sospechándose que debía estar implicado un agente de naturaleza viral. A principios de los años cincuenta se hizo patente la naturaleza atípica del supuesto patógeno por su extraordinaria resistencia a agentes fisicoquímicos que normalmente inactivan a los virus (Patisson, 1992). En esta época se constató la diferente susceptibilidad al scrapie entre distintas razas de ovejas y en 1965 se estableció el concepto de la barrera interespecífica en la transmisión del scrapie (Patisson, 1965). A partir de entonces se puso en duda la existencia de un ácido nucleico específico (Alper, 1966), proponiéndose la asociación del scrapie con una pequeña proteína básica (Pattisson y Jones, 1967) y especulándose sobre la posible replicación de las proteínas (Griffith, 1966). Finalmente, en 1982 se propuso la hipótesis del prion como una partícula infecciosa de naturaleza proteica responsable del scrapie (Prusiner, 1982).

 

Sintomatología

La sintomatología del scrapie varía ampliamente en cada animal afectado, posiblemente debido a diferencias en la región cerebral afectada, y tiene un desarrollo muy lento. Los signos clínicos más tempranos incluyen cambios en el comportamiento y en el temperamento de los animales afectados. Estos cambios son seguidos por la tendencia del animal a rascarse y frotarse contra objetos fijos, aparentemente con el objetivo de aliviar el picor. Otros signos son la pérdida de coordinación (ataxia cerebelar), excesiva ingesta de líquido (polidipsia), pérdida de peso (a pesar de la retención del apetito), mordeduras en las patas, chasqueo de labios, y anomalías en el movimiento acompañadas de temblores y convulsiones.

 

Epidemiología

Se piensa que el agente causante del scrapie se puede transmitir tanto a la propia descendencia de la oveja afectada como a otros corderos de un mismo rebaño a través del contacto con la placenta y otros fluidos placentales. Los síntomas de la enfermedad aparecen normalmente entre los 2 y 5 años de edad. Las ovejas pueden vivir entre 1 y 6 meses tras la aparición de los síntomas clínicos pero la muerte es inevitable (Stamp, 1962; Dickinson, 1964). Ciertas variaciones genéticas entre las distintas razas de ovejas pueden determinar si el animal contraerá la enfermedad y la rapidez con que aparecerán los primeros síntomas. Se identificó un gen (Sip) que controla los tiempos de incubación de scrapie en ovejas de raza Cheviot y Swaledale (Dickinson y Outram, 1988). Aquellos individuos con alelos determinantes de tiempos de incubación cortos desarrollan scrapie entre los dos y cinco años de edad mientras los que poseen alelos de tiempo largo mueren antes por causas naturales que por scrapie. En estos casos el periodo de incubación podría ser de más de ocho años por lo que se desconoce si estos individuos pueden contribuir a la transmisión de la enfermedad.

 

Patología

Macroscópicamente los cerebros de los animales infectados aparecen normales, mientras que microscópicamente se detecta astrogliosis, vacuolización intracelular y pérdida neuronal (Beck et al, 1969). El análisis cuantitativo de la astrocitosis y los cambios espongiformes no manifiesta ningún tipo de correlación entre la gliosis y la gravedad de las lesiones vacuolares. Ambos cambios parecen, por lo tanto representar respuestas primarias independientes (Georgsson et al., 1993). Se han descrito también alteraciones en páncreas (Carp et al., 1989; Ye et al., 1994)

 

Encefalopatía espongiforme bovina (BSE)

 

Historia

En abril de 1985 se observó por primera vez en una granja del sur de Inglaterra, una vaca frisona adulta con un síndrome neurológico, que fue descrito como "hipersensibilidad crónica con síndrome de descoordinación". En este animal se describió un cambio de caracter acompañado de comportamientos agresivos. Siete meses después, y hasta febrero del año 86, en el mismo rebaño se dieron nueve casos más con el mismo rango de sintomas clinicos. En noviembre de ese mismo año, el análisis histopatológico del cerebro de estos animales mostró una gran similitud existente con los cerebros de animales infectados por scrapie. Desde entonces un tipo similar de encefalopatía espongiforme se diagnosticó en varias vacas más e incluso en un antílope africano (Nyala). Hasta 1997 se han contabilizado 170.000 casos de BSE en Gran Bretaña. La importancia de la BSE, aparte de las consecuencias económicas para la industria derivada de la explotación de ganado vacuno, aumentó al considerarse el riesgo potencial que constituía para el hombre. Este riesgo se vio confirmado en 1995 cuando dos adolescentes murieron en Inglaterra con síntomas de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (CJD). Desde entonces 27 personas han muerto de lo que se conoce actualmente como la variante nueva de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (vCJD) cuyo agente transmisible parece ser indistinguible del de la BSE (Pattison, 1997).

 

Sintomatología

Los signos clínicos de la BSE aparecen típicamente entre los 4 y 5 años de edad como una aprehensión progresiva, hiperestesia y descoordinación del paso con una duración de 1 a 6 meses antes de la muerte (Wilesmith et al., 1992a y b).

 

Epidemiología

La BSE se pudo originar por la transmisión del agente de scrapie desde la oveja hasta la vaca a través de una cadena alimentaria mediante el empleo de piensos suplementados con proteína de origen ovino cuyo proceso de fabricación había sido modificado poco tiempo antes (Wilesmith et al, 1988). Otra posible explicación establecería el origen de la enfermedad en los piensos contaminados con proteína procedente de animales salvajes en cautividad e infectados con algún tipo de encefalopatía espongiforme transmisible. Tras la transmisión inicial entre especies, el alimento contaminado por el agente causante de la BSE pudo contribuir al desarrollo de la epidemia. En 1988 Gran Bretaña y, posteriormente, otros países prohibieron la alimentación de rumiantes con piensos suplementados con proteína de rumiante. Actualmente existen indicios que sugieren que la epidemia se encuentra en declive. No se conoce, sin embargo, si la BSE es endémica del ganado vacuno, es decir, si la transmisión horizontal entre animales puede ocurrir de modo que la epidemia se mantenga a un bajo nivel.

 

Patología

La patología de la BSE es muy parecida a la del scrapie de la oveja; los cambios más notorios consisten en astrogliosis, vacuolización intracelular, pérdida de neuronas y formación de placas amiloides ocasionales. La ausencia de variación observada en los patrones de vacuolización del tejido encefálico en el ganado afectado, tanto procedente de casos naturales como de infecciones experimentales, sugiere la posibilidad de que una única cepa de prion pudiera ser la causante de la epidemia de BSE (Wells et al., 1992).

 

Encefalopatía transmisible del visón (TME)

 

Historia

La encefalopatía transmisible del visón es una enfermedad rara que afecta al sistema nervioso central de visones criados en granjas. Se detectó inicialmente en los Estados Unidos en 1947. En este país no se volvieron a producir nuevos brotes de TME hasta principios del año 1960. Desde entonces se han descrito nuevos casos en Canadá, Europa occidental y en repúblicas de la antigua Unión Soviética (Marsh, 1992).

 

Sintomatología

La TME tiene un periodo de incubación promedio de unos 7 meses antes de la aparición de los síntomas clínicos. Estos síntomas pueden permanecer entre 3 días y 6 semanas. Los signos más tempranos suelen ser bastante sutiles e incluyen un aumento de la suciedad de la madriguera y la dispersión de residuos por toda la jaula. Además los visones pueden pisar a menudo su propia comida o comer con dificultad. Conforme la enfermedad progresa, el animal enfermo se muestra más excitado, y suele arquear su cola sobre la espalda como una ardilla. Estos animales afectados pueden manifestar una descoordinación severa, dificultades al caminar y espasmos pronunciados de los miembros traseros. Los casos más avanzados incluyen tendencia a efectuar vueltas rápidas, masticación compulsiva de la cola y apretamiento de la mandíbula. Raramente ocurren ataques. Cerca de la muerte, los visones afectados se encuentran adormecidos y no responden a estímulos externos. No se observan cambios visibles en el cuerpo tras una necropsia.

 

Epidemiología

Los estudios epidemiológicos han sugerido que los animales contrajeron la enfermedad tanto por exposición externa al agente infeccioso, como por la ingestión de alimento contaminado aunque no se ha confirmado su procedencia. No hay ninguna evidencia de que el agente de la TME se contagie por contacto entre especies de visones no relacionadas o por la alimentación de la madre a las crías. La enfermedad se ha detectado en ambos géneros y fases de desarrollo de los animales mayores de un año. El brote más reciente de TME ocurrió en Wisconsin en 1985. En este caso se trazó como posible causa la alimentación a base de proteína procedente de vacas y caballos. En relación a este hecho, se comprobó que la inoculación experimental de cerebro de visón infectado en vacas Holstein provocó la aparición de encefalitis espongiforme al cabo de 18 meses. Estos cerebros de vacas experimentalmente infectadas fueron altamente patogénicos para el visón pues producían enfermedad a los 4 meses de la inoculación intracraneal y a los 7 meses tras la exposición oral. Estos resultados indican que existe poca o nula barrera interespecífica entre el ganado vacuno y el visón. Experimentalmente se demostró también que la patogenicidad de diferentes cepas de scrapie en el visón es muy variable.

 

Patología

Tanto la infección natural como la experimental se caracterizan por microvacuolización de la materia gris en el cortex cerebelar, cuerpo estriado y cerebro medio (Burger y Hartsough, 1965). Los animales homozigotos recesivos para el gen aleutiano (aa) manifiestan un menor grado de degeneración espongiforme, aunque el tiempo de incubación y otros indicadores clínico-patológicos permanecen similares a los de visones Aa o AA. Dado que el fenotipo aa está ligado a un desorden hereditario en la estructura y función de los lisosomas estos animales aa constituyen un modelo adecuado para el estudio del papel de los lisosomas en la modificación de la forma PrPC hacia la forma patógena PrPTME (Marsh et al., 1976).

 

Enfermedad del desgaste crónico (CWD)

 

Historia

La enfermedad del desgaste crónico es una encefalopatía espongiforme transmisible que afecta a ungulados domésticos y salvajes (Prusiner, 1995). Los primeros síntomas diagnosticados datan de 1967 y se encontraron en un ciervo mula en cautividad (Odocoileus hemionus) de Fort Collins, Colorado. La enfermedad se caracterizó como una pérdida de peso crónica que llevaba a la muerte. Prácticamente todos los casos aparecidos hasta la actualidad han sido en Norteamérica, fundamentalmente en Colorado y Wyoming. Las especies afectadas son: gran kudu (Tragalaphus strepsiceros) (Kirkwood et al., 1993), oryx Arábigo (Odocoileus leucoryx) (Kirkwood et al., 1990), ciervo de pelo blanco (Odocoileus virginianus) (Spraker et al., 1997), ciervo de pelo negro (Odocoileus hemionus columbianus) (Williams y Young, 1980) y alce (Cervus elaphus) (Williams y Young, 1982). No se ha demostrado por el momento transmisión entre la CWD y otras enfermedades espongiformes en animales o en el hombre. Se considera una enfermedad rara aunque los casos diagnosticados por año van en aumento.

 

Sintomatología

La enfermedad se presenta en animales de ambos sexos enteros o castrados (Williams y Young, 1980), con edades comprendidas entre 2.5 a 7 años (Spraker et al., 1997). El pronóstico es siempre fatal. Los signos clínicos mas consistentes son: pérdida de peso progresiva, apatía, depresión, ataxia, emaniación severa, deshidratación, caída de cabeza y orejas, inexpresividad facial, salivación excesiva, afilamiento de los dientes, polidipsia y poliuria (Kirkwood et al., 1994; Spraker et al., 1997, Spraker et al., 1997; Williams y Young, 1980; Williams y Young, 1982). El comportamiento del animal se altera perdiendo miedo a los humanos, disminuyendo la interacción con otros individuos del grupo e incluso caminando de forma repetida y con pauta fija dentro del corral (Williams y Young, 1980). En alces, los cambios de comportamiento incluyen también hiperexcitabilidad y los animales afectados continúan comiendo cereal aunque pierden el interés por el heno. Normalmente, el animal muere a los 6 meses de aparecer los síntomas.

Se están desarrollando tests diagnósticos para realizar en animales vivos infectados con CWD. Los valores hematológicos obtenidos en una analítica se encuentran dentro de un rango normal (Williams y Young, 1980). Los datos obtenidos post mortem muestran un exceso de fluido espumoso mezclado con una gran cantidad de arena y grano en el rumen. También aparece abundante tejido adiposo visceral y subcutáneo y médula ósea amarilla gelatinosa (Spraker et al., 1997). Habitualmente se encuentran úlceras abomasales y omasales. Microscópicamente se observan lesiones en el cerebro y en la médula espinal con microcavitaciones de la sustancia gris. La degeneración y pérdida neuronal se presenta en ausencia de respuesta inflamatoria. También aparecen importantes lesiones en el bulbo olfatorio, corteza, hipotálamo y núcleos vagales parasimpáticos (Williams y Young, 1993). La muerte normalmente no es debida directamente a CWD sino a infecciones secundarias que el animal no puede superar. También se incluyen neumonías, abscesos, enteritis, alopecia focal y parasitismo. En animales cautivos, la muerte suele ser debido a la eutanasia (Williams y Young, 1980).

 

Epidemiología

El origen y el modo de transmisión del CWD es aún desconocido. Prácticamente la totalidad de los casos aparecen en Norteamérica, fundamentalmente en Colorado y Wyoming. Otros casos aparecidos tienen un origen incierto y no se descarta que estén también relacionados con estas áreas. La enfermedad afecta tanto a los animales nacidos en cautividad como a los animales salvajes. Basándose en la epidemiología de la enfermedad debido a que afecta a un amplio grupo de cérvidos, parece que la transmisión es lateral y posiblemente maternal. No se ha demostrado que exista transmisión a través de la alimentación dado que se han encontrado animales enfermos alimentados con una gran variedad de alimentos (Kirkwood et al., 1993; Kirkwood et al., 1994; Spraker et al., 1997). Todavía no se ha demostrado que la alimentación humana con estos animales pueda causar encefalitis espongiforme. Con el fin de dilucidar si es posible el salto interespecie se están inoculando intracerebralmente cérvidos con material infectivo de vacas contaminadas con BSE. De igual forma se están alimentado estos animales con material supuestamente patogénico.

 

Patología

El diagnóstico definitivo se basa en el estudio de la necropsia dado que las lesiones macroscópicas observadas reflejan perfectamente los signos clínicos. Las lesiones del sistema nervioso central observadas microscópicamente recuerdan a otras encefalopatías espongiformes (vacuolización intracelular, placas amiloides, etc.)

 

Encefalitis espongiforme felina (FSE)

 

Historia

En 1990 se diagnosticó por primera vez la encefalopatía espongiforme felina en un gato doméstico. Hasta 1994 no se hizo oficial la existencia de una nueva encefalopatía espongiforme que afectaba a felinos. En los años sucesivos se han encontrado 81 casos distribuidos por el Reino Unido (10-15 gatos infectados por millón).

Probablemente la infección fue debida a la contaminación de comida con tejido bovino. Los casos diagnosticados han descendido desde 1994. También se han descrito casos de encefalitis espongiforme en puma, ocelote y tigre que consumieron carne cruda bovina en el que se incluyó sistema nervioso central.

 

Patología

En todos los casos encontrados la FSE presenta una patología común caracterizada por tremor muscular generalizado, ataxia y dilatación pupilar. En la mayoría de estos casos los estudios inmunohistoquímicos han mostrado la presencia de PrP en el cerebro y en la médula espinal (Pearson et al., 1992; Leggett et al., 1990). Sólo en algunos casos aparecieron meningomas y gliosis con meningo encefalitis no supurativa como en el caso de un puma en un zoológico del Reino Unido (Willoughby et al., 1992).

 

Referencias

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